miércoles, 14 de mayo de 2008

DIEZ AÑOS, PROMEDIO DE ESPERA EN MÉXICO PARA UN TRANSPLANTE DE RIÑÓN


  • Representan el 43.88 por ciento de los más de 10 mil órganos y tejidos que se solicitaron hasta finales de marzo, señaló la profesora de la FM de la UNAM, Marlene Santos
  • Los principales órganos que se trasplantan en el país son riñón, hígado y corazón; también se hacen de pulmones y páncreas, pero sólo en pocas sedes hospitalarias, dijo
  • El desafío, de acuerdo con el editor de la Revista de esa entidad, Manuel Quijano Narezo, es conseguir donadores y ver si son compatibles con el receptor

En México los pacientes que requieren un transplante de riñón deben esperar un promedio de diez años. Por ello, muchos lo reciben en estado crítico o fallecen durante la espera, afirmó la profesora de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, Marlene Santos Caballero.

Ciertamente, en el país ha habido un incremento anual promedio de 23 por ciento en el número de trasplantes realizados entre 2000 y 2006, de acuerdo con el Centro Nacional de Trasplantes (CENATRA), lo que muestra los avances en los últimos años.

La base de datos de pacientes que han sido inscritos en el Registro Nacional de Trasplantes desde su creación en el 2000, se compone de alrededor de 34 mil, de los que ya se han cubierto más de 18 mil, es decir, poco más del 54 por ciento.

La lista de espera del CENATRA indica que al mes de marzo de los más de 10 mil órganos y tejidos que se requerían, el 43.88 por ciento era de riñón.

No obstante, agregó Santos Caballero, en el país no existe una cultura de donación de órganos. La mayoría de las veces, por motivos religiosos, pero también por argumentos de apego a la persona fallecida o por falta de conocimiento sobre lo que es la muerte cerebral, que no es fácil de asimilar.

En Estados Unidos, por ejemplo, estas intervenciones son bastante comunes; en España, se hacen de donador cadáver. En México es al revés, la mayoría procede de personas vivas.

Se requiere, por tanto, reconoce el CENATRA, fortalecer la confianza de la población en el buen uso y destino de los órganos donados. No obstante, no ha impedido que cada vez sean más las personas que aceptan otorgar sus órganos al momento de su muerte.

Mientras que en el 2003 la aceptación para ser donador era cercana al 70 por ciento, en 2006, el 85 por ciento de los entrevistados dijo estar dispuesto, según revelan encuestas y estudios de opinión de las empresas Gallup, Alduncin y Esmas.

Cada vez hay más casos de familiares que en forma espontánea promueven la donación de órganos de su familiar fallecido.

Otro problema en México tiene que ver con los ministerios públicos, dijo Marlene Santos, sobre todo porque se retrasa la coordinación de los tiempos respecto a la certificación de la muerte cerebral. Es difícil que los legistas otorguen el certificado en ese sentido, porque es una responsabilidad que luego no quieren aceptar.

Realmente existe la posibilidad de una vida diferente para los pacientes que requieren un transplante, dijo la especialista. Por eso, lo que se ha dado a conocer es cómo estaban antes y después de esa experiencia. Muchas veces se piensa en la venta de órganos.

Oportunidades para México

Hoy día, agregó Quijano, se trabaja a nivel mundial, y aún en fase de experimentación, en la posibilidad de realizar transplante únicamente de células madre.

La cirujana de transplantes en el Hospital General del Centro Médico Nacional La Raza, precisó que los principales órganos que se trasplantan en México son: riñón, hígado y corazón; también se hacen de pulmones y páncreas, pero sólo en pocas sedes hospitalarias.

En el país, añadió, existen alrededor de 30 centros donde se realizan: en instituciones de la Secretaría de Salud (SSa), el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y algunos hospitales privados. Desafortunadamente, no están distribuidos de acuerdo a los requerimientos nacionales.

Por otra parte, Marlene Santos señaló que puede afirmarse que hay grandes oportunidades para los transplantes en México, pues se cuenta con grupos médicos y quirúrgicos de alto nivel, aunque debieran crecer para atender la demanda.

De la situación normativa, dijo que si algún o algunos órganos no se aprovechan en un hospital, se busca que lo hagan en otro; incluso, existen convenios con compañías aéreas para trasladarlos lo más pronto posible.

Lo cierto, insistió, es que debe conocerse que existen enfermedades crónicas que no tienen otra alternativa que el transplante como la cirrosis hepática.

Por ejemplo, los pacientes que necesitan un riñón, padecen anemia, no hacen deporte y casi no salen de su casa, porque se cansan demasiado; su función cardiaca está deteriorada; acumulan líquidos. Por lo que están hinchados; cuando son niños no crecen y los huesos se desvían, pero una vez que son trasplantados, son adolescentes o adultos, con familia, trabajadores, integrados a una vida normal.

Algo de historia

La era de los trasplantes inicia a principios del siglo pasado, cuando en 1901, Alexis Carrel abre la posibilidad técnica y quirúrgica de realizarlos. Por ello, se le considera padre de esta rama del conocimiento. Pero no fue sino hasta la década de los 60 cuando en el mundo se practicaron de manera exitosa, auténticas hazañas médico-científicas.

México no fue la excepción, en 1963 los doctores Federico Ortiz Quesada, Manuel Quijano Narezo y Manuel Flores Izquierdo, efectuaron el primer trasplante de riñón en el entonces Centro Médico Nacional (actualmente denominado Siglo XXI) del IMSS.

Cuatro años después, se llevaron a cabo en el Instituto Nacional de la Nutrición de la SSa, en el Hospital Central Militar y en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado.

En 1985 médicos mexicanos realizaron el primer trasplante de hígado en el país, y en 1987, otro equipo de especialistas hizo lo propio en el caso del páncreas.

Un año significativo fue 1988, cuando en el Hospital de Especialidades del Centro Médico La Raza del IMSS, el doctor Rubén Argüero llevó a cabo el primer trasplante de corazón, y en 1989 sus colegas, los doctores Jaime Villalba Caloca y Patricio Santillán, efectuaron el primero de pulmón en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias de la SSa.

Créditos: Universidad Nacional Autónoma de México (www.unam.mx)

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