jueves, 1 de mayo de 2008

MUEREN UNOS 565 NIÑOS, ADOLESCENTES Y JÓVENES CADA DÍA EN EL MUNDO POR LA VIOLENCIA



  • El integrante del IIS de la UNAM, René Jiménez, alertó que las agresiones constituyen una de las principales causas de muerte en el orbe en la población entre cinco y 14 años
  • Por cada homicidio, hay alrededor de 20 a 40 víctimas que reciben tratamiento en hospitales por ataque de puños, pies, armas punzocortantes y garrotes, reveló
  • Junto con la especialista Miriam Camacho, participó en Las jornadas por los derechos humanos, realizado en la FMVyZ

Alrededor de 565 niños, adolescentes y adultos jóvenes de 10 a 29 años mueren cada día en el mundo como resultado de la violencia interpersonal, afirmó el especialista del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM, René Alejandro Jiménez Ornelas.

Al participar en Las jornadas por los derechos humanos, realizadas en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVyZ), aseguró que las agresiones juveniles constituyen una de las principales causas de muerte en el orbe en la población entre cinco y 14 años de edad.

El integrante de la Unidad de Análisis sobre Violencia Social del IIS, precisó que por cada homicidio, hay alrededor de 20 a 40 víctimas que reciben tratamiento en hospitales por ataque de puños, pies, armas punzocortantes y garrotes.

Jiménez Ornelas destacó en el evento –coordinado por la Dirección General de Atención a la Comunidad (DGAC), con motivo del 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos–, que la cifra negra en el país de estos delitos, que nunca llegan a ser denunciados, son más del 70 por ciento del registro oficial.

En la jornada, realizada en el auditorio de Educación Continua de la FMVyZ, moderada por Ángela Cárdenas, el experto se refirió a las cada vez menos oportunidades de educación, y dijo que en el sector de 15 y 18 años, sólo el 40 por ciento cursa algún nivel medio superior y de éstos, menos del 20 por ciento culmina el bachillerato.

Ante la falta de posibilidades de movilidad educativa, social y laboral para los jóvenes, consideró “que representan una oportunidad histórica que no se ha aprovechado en el país”.

Por su parte, la académica de la Facultad de Psicología (FP), Miriam Camacho Valladares, se pronunció por hacer la diferencia en las relaciones interpersonales de los jóvenes, para dejar de percibir a la brutalidad como algo normal, y que deje de ser catalogada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un problema de salud pública.

Los modelos violentos pueden ser adquiridos, entre otros factores, por la díada madre-hijo, por imitación y aprendizaje de patrones y por grupo de referencia, estos dos últimos en la analogía coloquial de que “el que con lobos anda a aullar se enseña”, y “dime con quién andas y te diré quién eres”, indicó.

Entre esas manifestaciones, señaló el acoso sexual, laboral y escolar, y el bullying o matonaje, cuando un grupo de poder persigue a un individuo o cuando se dejan pasar los hechos, la violencia pasiva y la celotipia –o el ataque a la autoestima que se refleja en anorexia o bulimia de la víctima–”.

Esa violencia no siempre es externa y puede ser dirigida al propio ser con relaciones destructivas, autoagresión y búsqueda de problemas laborales, económicos o sentimentales, entre otros, aclaró.

“Tangiblemente se recibe y se identifica que alguien que agrede, violenta y humilla, pero no se puede decir claramente cuando se ejerce, porque muchas veces es inconsciente la intención de dañar a alguien física, emocional, social, sexual, económica o psicológicamente”, concluyó.
Créditos: Universidad Nacional Autónoma de México (www.unam.mx)

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